martes, 4 de septiembre de 2012

Con concierto, Colombia recibe Iglesia en Roma


Un concurrido concierto con la orquesta juvenil Batuta, fue realizado como acto de agradecimiento por parte del Embajador de Colombia ante la Santa Sede, César Mauricio Velásquez, por la alianza que permitió que los colombianos tengan en Roma, una iglesia encomendada a Colombia.


La iglesia de la Inmaculada Concepción regida por los Padres Capuchinos, es el templo dedicado a nuestro país en donde la oración por la paz, las víctimas de la violencia y por todas las causas colombianas, será permanente; y es allí donde también reposan los restos mortales del primer embajador que Colombia tuvo ante la Santa Sede.

En el patio contiguo a la Iglesia, dentro del convento, se desarrollo el concierto con la presencia de 20 embajadores y representantes de otras 10 naciones acreditas ante la Santa Sede, además de invitados y colombianos que se sumaron al acto de festejo que también se convirtió en el último acto público del Embajador César Mauricio Velásquez, quien en próximos días deja el cargo. Al concierto asistieron en total 250 personas.

La orquesta estuvo conformada por 120 jóvenes de Colombia, Itaia y otros países y fue dirigida por los maestros Julián Lombana y Sergio Bernal.

El concierto fue el cierre de dos años de Velásquez al frente de la Embajada.

DISCURSO DEL EMBAJADOR

Estimadas autoridades, queridos amigos:
Quiero agradecer a la orquesta Batuta – La Vía dei Concerti, dirigida por los maestros Julián Lombana y Sergio Bernal, que hoy nos ha deleitado con este magnífico concierto. Felicitaciones por el buen trabajo que hacen con centenares de jóvenes en diferentes ciudades del país y que luego integran con otros de países como Italia, España y Hungría entre otros.   Todos ustedes han elegido la música como camino de conocimiento mutuo y aporte a la paz y a la concordia. Con su música y carisma se constituyen en los mejores embajadores de Colombia ante el mundo.

Con este concierto en el patio del Convento de los Capuchinos, iniciamos una fraternal alianza en esta iglesia de la Inmaculada Concepción, donde se encuentra la tumba del primer embajador de nuestro país. Gracias a la ayuda del provincial, padre Antonio De Filippis, al padre superior de este convento Armando Ambrosi y al padre Rinaldo Cordovani, los colombianos en Roma tendremos  esta iglesia como lugar de acogida y centro de actividad pastoral, espiritual y cultural.

Aprovecho este momento, al lado de estos jóvenes de la Via dei Concerti, de muchos amigos colombianos y de otros país para agradecer todo el apoyo en las actividades de nuestra Embajada ante la Santa Sede.

Gracias al excelentísimo Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede y Orden de Malta. Este es el último evento oficial público que presido como Embajador de Colombia.

De los dos años en esta Misión, que ahora concluyo, quiero destacar dos tesoros: Uno, el poder tocar con mis manos la universalidad de la Iglesia, su grandeza e identidad, a través del Papa Benedicto XVI. Y otro, la calidad humana, espiritual e intelectual de todos ustedes, colegas y amigos de todos los orígenes con quienes compartí los mejores momentos en Roma.

Muchas gracias.