Se dio a conocer en los medios de comunicación y saltó al sector oficial como secretario de prensa de la Presidencia de Álvaro Uribe, quien lo nombró embajador de Colombia en El Vaticano.
Ahora acaba de publicar ‘Juan Pablo II en el corazón de Colombia’, sobre la visita de este pontífice al país, en 1986.
Antes del diálogo, Velásquez dijo que Benedicto XVI podría anunciar el 12 de diciembre viaje a Colombia, cuando celebre la misa de la Virgen de Guadalupe. Ya el presidente Santos envió la invitación oficial y la visita sería en 2012.
Escribió un periodista, católico y embajador en el Vaticano. ¿Qué pesó más?
El peso es el mismo: hay curiosidad periodística, unida a un fenómeno que viví como periodista el 1 de mayo, cuando fue beatificado Juan Pablo II. Obviamente las condiciones personales tienen peso, porque uno quiere lo que va conociendo. Eso me pasó con este Papa, a quien me acerqué con curiosidad periodística y terminé queriéndolo, tanto que escribí el libro.¿Le ayudó ser embajador en Roma?
Me permitió conocer más momentos y tener acceso a los archivos fotográficos de ‘L’0sservatore Romano’.Es de un género difícil de clasificar...
Tiene una línea de reportaje, valiéndome de lo que dijo el Papa en Colombia. Por eso lo considero como un reportaje con un contenido histórico-doctrinal-religioso.¿Ya lo conocen en el Vaticano?
Aún no, porque apenas lo voy a llevar, pero será traducido al italiano.Cambiemos de tema: ¿cuáles son los negocios de Colombia y la Santa Sede?
Son poderosos: un TLC de café por rosarios (ríe). Al representar un país ante la Santa Sede si bien no hay intercambio comercial, hay un legado histórico y religioso. Como las relaciones se rigen por tratados, que en el caso de Colombia es el Concordato, a través suyo la iglesia está pendiente de los católicos colombianos.¿Su acendrado catolicismo no le hace perder la perspectiva al representar a Colombia en un lugar que le encanta?
Si yo fuera embajador en los Estados Unidos y el presidente Obama me invitara a sus conferencias, eso no supondría pérdida de independencia.La diplomacia es de medias palabras, silencio y sigilos, algo común en el Vaticano. ¿Dificulta el entendimiento?
Uno como periodista quiere saberlo todo de una vez. La diplomacia se toma su tiempo y uno como periodista debe conocerlos. Recuerde que El Vaticano es una academia de diplomacia y protocolo.