jueves, 14 de julio de 2011

Medios, veracidad y fuentes

Por considerarlo de actualidad mundial y riguroso en sus contenidos quiero compartir este texto de Jaime Granados

La verdad pero no a cualquier precio

El mundo ha sido testigo del escándalo del dominical “News of the World”, cerrado voluntariamente por su propietario, el magnate de las comunicaciones Rupert Murdoch, al comprobarse su responsabilidad en las escuchas telefónicas ilegales a todo tipo de personajes públicos del Reino Unido. Al parecer, redactores del medio de comunicación habrían recurrido a los servicios de un investigador privado que interceptaba los teléfonos móviles de celebridades, para hacerse así a información exclusiva que luego era publicada en el tabloide, de amplia circulación en un país siempre ávido de escándalos. El dominical tenía 168 años de antigüedad y una tirada media cercana a los tres millones de ejemplares.

Las interceptaciones no sólo afectaron la intimidad de sus víctimas, sino que pudieron obstaculizar investigaciones judiciales, como el caso concreto de una menor de edad secuestrada, Milly Dowler, puesto que dieron lugar a pensar que la niña estaba viva, dando así falsas esperanzas a sus padres, cuando en realidad la niña ya había sido asesinada. Del mismo modo, las interceptaciones del “News of the World” pudieron saturar el correo de voz del celular de la menor, borrando mensajes que hubieran sido útiles para la investigación.
Profundas reflexiones nos invita a realizar el caso del “News of the World”, en particular sobre el uso dado por los medios de comunicación a conversaciones estrictamente privadas, obtenidas mediante interceptaciones telefónicas ilegales, o mediante interceptación ilegal de correos electrónicos, como es el caso de los célebres “wikileaks”.
De ahí que personas con los suficientes conocimientos en la materia y con los equipos tecnológicos adecuados, se dedican a interceptar a personas públicas, lo que es una evidente conducta delictiva. Hecho esto, proceden a entregar el producto de sus actividades a algún medio de comunicación, de acuerdo con el interés particular que les asiste, que puede ser simplemente económico, pero incluso también político.
El medio de comunicación, al amparo de la libertad de prensa y la reserva de la fuente, publicita el contenido de la conversación, generando así el respectivo escándalo y necesariamente acarreando el impulso en las ventas del medio en cuestión.
El debate consiste en si es válido y ético que los medios de comunicación se presten a ese ciclo de uso de información ilegalmente obtenida. En efecto, queda claro que cuando la fuente de una información la ha conseguido porque tiene acceso a ella por el ejercicio de sus funciones o por cualquier otro motivo aceptable, o porque la ha conseguido por motivos accidentales, o porque la información es pública o está disponible para cualquiera, su difusión es permitida y hace parte del ejercicio del derecho a la libertad de expresión. Cosa distinta es cuando la fuente de la información la ha conseguido mediante conductas delictivas, como las interceptaciones de llamadas o de correos electrónicos, y luego trafica con ella, con propósitos simplemente económicos o –yendo más allá- con fines de uso político. Aquí es donde queda en duda si la libertad de expresión ampara esa forma de actuar. Y cuando el medio de comunicación respectivo entra en esa dinámica filibustera, ya no está ejerciendo la libertad de expresión, sino que se está haciendo partícipe de un procedimiento criminal, tal y como sucedió con el “News of the World”.
En el Reino Unido aún se debate si el cierre del dominical se debió a una decisión ética de parte del magnate Rupert Murdoch o si fue una decisión empresarial para evitar que la ola del escándalo afectara económicamente a sus otros medios de comunicación, pertenecientes al conglomerado “News Corporation”.
Así las cosas me pregunto, ¿en Colombia, un medio de comunicación, de cualquier naturaleza, sea escrito, hablado, digital, además de la responsabilidades criminales en que podría estar incurso, estaría dispuesto a cerrar sus puertas en caso de comprobarse que ha recurrido a los servicios de interceptadores profesionales de llamadas telefónicas y de correos electrónicos?